Capítulo 7: Gaiden
CAPÍTULO 7: GAIDEN
LA LEYENDA DE GIJIRI



Anidada en una pequeña ladera, había una pobre choza en una populosa villa: Jakotsu.
Tenía un suelo duro, pequeños campos, inundados del hedor de los cadáveres del ganado, apilados a un lado del valle.

Ahí nació el niño.
Él también nació con el estátus de “basura”.
En las llanuras donde el río corría cuesta abajo entre las montañas, había extensas propiedades y enormes plantaciones pertenecientes a Konohana, la aldea frente a Jakotsu.

El puente estaba suspendido sobre el río, pero la gente de Jakotsu tenía prohibido cruzar por allí.
Una vez, una niña de Konohana de hermosa apariencia cruzó el río, acompañada de sus padres.

La gente de la villa se arrodillaba y apoyaba su cabeza contra el suelo, incapaces de ver sus rostros.
Parece que el líder de Konohana tenía órdenes de hacer algo en la villa.
El niño que trabajaba en esa infértil granja, dio un vistazo a la niña que estaba a la sombra de un árbol, junto a sus padres.
Nunca había visto a alguien con ropas tan coloridas, y con un cabello negro tan hermoso y brillante.
En el centro del pueblo, la elegante belleza prohibida cautivó al chico por un momento. Sin pensarlo, se acercó a la muchacha.
Viendo esto, su padre se enfureció.

“¡Qué creés que estás haciendo, tú, en tu posición de Kagachi!
¡No te atrevas a acercarte más! ¡No ensuciarás a mi hija!”

El furioso bramido resonó por toda la aldea, y el rostro de todos y cada uno de los pueblerinos empalideció.
El padre del niño rápidamente empezó a golpear duramente a su hijo.

“¡Por favor, perdónelo! ¡De verdad voy a darle una lección a este mocoso!
¡Pero por favor, le ruego lo perdone!”

Aún así, el niño no comprendía.

“¿Por qué razón mi padre me castiga?
¿Por qué todos ponen esa cara horrorizada?
¿Y por qué esa niña me ve con esa mirada llena de desprecio?”

Unos años más tarde, el ahora crecido muchacho seguía entendiendo sólo parcialmente la situación de la villa. La gente de la aldea podía invocar Kagachis, lo que significaba que sangre impura corría por sus venas…

Pero el joven nunca creyó que la discriminación se diese naturalmente.
La gente de la aldea era perezosa; creían que a causa de su propio destino, era mejor no perseguir cosas como la educación y los modales.
Si sólo pudiese convertirse en una persona refinada, la gente de Konohana lo aceptaría.
Pero los Kagachi eran reacios a cambiar su aspecto personal al que fueron rebajados. Después de mucho pensarlo, el muchacho decidió poner todo su esfuerzo en volverse una mejor persona. Lo que era bueno, pero lo que él deseaba era el reconocimiento de aquella chica.

“Mejoraré en el Kenjutsu*, y también puedo estudiar diferentes ciencias y etiqueta. Entonces, será hermoso poder hablar con ella, y ver su sonrisa…
Cuando me vuelva un hombre distinguido, ella seguramente me comprenderá.”

Pero no importa cuántas veces intentara llegar al otro lado del puente, no podría llegar a convertirse en un Yamajijin**.

La boca de la joven gritó estas últimas palabras.
“Aléjate de mí, de nuevo… ¡Sucio Kagachi de clase baja!”

Pareciera que la crueldad en los ojos de la chica jamás se extinguiría…
No importa adónde fuese, esa cadena de discriminación y pobreza continuaría.

Era como si el orgullo y la dignidad humana de los Kagachi se hubiese perdido por completo.

Alguien debía cortarla…
Alguien debía ser destruido…
Así la maldición del pasado y el futuro se acabaría…

El joven incendió la villa.



*Arte marcial tradicional de Japón, que enseña el uso del sable japonés.

**Literalmente “gente de la montaña”, personas que viven en una zona montañosa.
¿Qué hay de nuevo?
 
Última actualización: septiembre de 2023. Recuerden visitar la sección Noticias de la Web para enterarse de las últimas novedades en la página.
 
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